Amy Evans

por **Amy Evans** Miér Feb 24, 2010 6:10 pm

Nombre de personaje: Angelique Fournier era su nombre original, hasta que lo cambió por Amy Evans.

Edad: 22

Localización: Oxford, Inglaterra, en un pequeño piso relativamente céntrico.

Situación laboral: Tiene una floristería en Oxford.

Historia: La suya comienza en Bath, una pequeña ciudad inglesa cercana a la costa. Era la más pequeña de los tres hermanos que conformaban el círculo filial de su familia; los nombres de los dos mayores eran Jordan y Louis, ambos de distinto padre. La vida sentimental de Helen, su madre, nunca fue feliz ni estable. Se casó tres veces: A los diecinueve años, a los veinticuatro y a los veintiséis, teniendo un hijo de cada etapa conyugal. Su primer marido, Armand Fournier, era el padre de Louis. Los problemas y las discusiones, sin embargo, eran tan frecuentes, que se divorciaron después de cuatro años de convivencia. Helen volvió a casarse, ésta vez con Neil Simons. Fruto de ésta unión fue Jordan, pero para la desesperación de la esposa, el amor que todavía sentía por Armand hizo que apenas un año después de su boda con Neil se divorciara, para volver con el francés y casarse por segunda vez con él. El reencuentro significó el nacimiento de Angelique.

Helen sufría constantes accesos de nerviosismo desmesurado, y a veces incluso de paranoia. De una forma u otra, la inestable vida sentimental que había llevado hasta entonces le impedía disfrutar de la seguridad y el amor que Armand, con el paso del tiempo, había aprendido a darle. Y sus constantes miedos y su susceptibilidad por lo sufrido hicieron que, a los pocos años de haber empezado de nuevo, su marido la dejara definitivamente; viéndose incapaz en su estado psicológico de educar y cuidar de unos niños como es debido.

La vida de Angelique y sus hermanos no fue nunca fácil. Los constantes cambios de humor de su madre eran desconcertantes, y a veces violentos. En ocasiones se marchaba una noche y no volvía hasta unos cuantos días más tarde, lo cual hacía que los niños tuvieran que ir a casa del vecino a que les preparase algo de comer: Helen estuvo detenida durante casi dos meses por negligencia. Por contraposición, Angelique mantuvo desde casi tenía uso de razón una relación muy estrecha con Jordan. De algún modo, ese lazo tan especial compensaba la inexistente atención materna hacia él, puesto que al no ser hijo de Armand, sino de Neil (un hombre que Helen constantemente consideraba un error en su vida), no podía dejar de verlo como un chiquillo ajeno a ella, al cual tenía que cuidar por obligación. De éste modo, entre los dos hermanos se desarrolló un vínculo mucho más fuerte que el materno-filial o el fraternal, causando por ende un alejamiento progresivo del mayor.

A los pequeños siempre les causó antipatía éste último. Era más serio, más callado, y más desagradable a la hora de tratar con ellos. Aunque a Angelique le gustaba leer, Louis era voraz en ese aspecto. A los nueve o diez años ya se había leído todos los libros de la casa, incluyendo los de derecho de su madre. Se sabía las bases del Código de las Siete Partidas, por ejemplo, cuando aún estaba empezando a hacer raíces cuadradas en primaria. Sin embargo, nunca se ofreció a ayudar a sus hermanos con los estudios, ni prestó esa ayuda cuando se la pidieron. Ni siquiera acompañó a Angelique al médico cuando se rompió el tobillo, con cuatro años. Su carácter distante y frío se intensificó, para más INRI, cuando empezó a tocar el violín; si antes no supo cumplir con el papel de cabeza de familia ante la ausencia de padre y casi se podría decir que madre, con esto lo fue aún menos.

Los años pasaron. El mediano estudió matemáticas, y Angelique, al cumplir los dieciocho, cambió su nombre por el de Amy, y adoptó el apellido de soltera de su madre: Evans. Las etapas de educación secundaria y bachillerato pasaron sin pena ni gloria para ella, estudiando lo mínimo, siempre un poco en su mundo. Entre flores y óleos. Al igual que como sucede en el estudio de su piso, era entrar en su habitación y oler el aguarrás de los pinceles. Jordan siempre la animó a vivir del arte, pero evidentemente no a recibir clases, ya que en realidad no le hacían falta. Desconfiando de sus propias capacidades, y con diecinueve años recién cumplidos, abrió una floristería en Oxford y compró un modesto piso con un préstamo de su madre.

Durante un par de años vivió prácticamente sin saber nada de su familia, excepto por algunas llamadas de Jordan. Sin embargo, el mes de su vigésimo primer cumpleaños recibió una llamada inesperada. Su hermano Louis había sufrido un accidente ferroviario yendo de camino a Londres desde Liverpool, directo a un concierto de la Sinfónica como solista. No obstante no llegó a tiempo en la vespa desde Oxford, y al llegar al hospital, Louis había fallecido.

Recuerda que se le aguaron los ojos, pero no fue el dolor, de seguro, de haber perdido a un hermano. No conserva recuerdo alguno de él en una conversación; tan sólo el del violín en su cuarto sonando. Y por haber muerto sin familia propia, le legó su instrumento a Amy; su única hermana biológica de padre y madre. Este detalle hizo que no pudiera evitar sentirse culpable de haber cultivado tanto su amistad sólo con Jordan. Tal vez, si Louis hubiera recibido el cariño que ella tuvo de su hermanastro, no hubiese sido tan triste y solitario. Tal vez hubiera podido ser feliz, pero pasó los primeros diez años de su vida completamente solo.

Pasaron los meses, por suerte, y Amy se sobrepuso a la pérdida de alguien a quien tuvo la oportunidad de ayudar y no lo hizo. Ahora se dedica a la venta de flores y a la pintura, deseando sacar fuerzas y valor para presentar su trabajo.

Descripción física: Más bien bajita, rubia y delgada; da impresión general de ser pequeña. Le salen unos hoyuelos característicos cerca de las comisuras de la boca cuando sonríe, y en verano es habitual que le salgan pecas.
Suele vestir con faldas largas, botas y blusas, un poco hippie, de muchos colores. No le gusta maquillarse, ni adecentarse demasiado el pelo para salir: Acostumbra a llevarlo suelto o en un par de trenzas.

Descripción psicológica: Es una persona positiva y alegre, tiene una sonrisa contagiosa y un carácter afable. Siempre que tiene una oportunidad, le gusta ayudar a la gente que tiene a su alrededor; hacer reír. Odia Inglaterra precisamente por el clima tan triste que tiene, pero quizá fuera precisamente eso lo que hiciera que se rodeara desde siempre con tiestos llenos de flores.
Pese a ser alguien extrovertido, muy difícilmente cuanta algo íntimo a algún amigo, y no deja transmitir otro sentimiento más que el optimismo, la serenidad y la alegría; como mucho la preocupación, y no por demasiado tiempo. Tiende a interiorizarlo todo. Es perfectamente consciente de que los sentimientos se proyectan hacia los que están a su alrededor, y lo último que desearía es hacerlos empáticos con su tristeza. Por eso a la gente suele gustarle estar cerca de ella; en cierto modo les transmite seguridad y apoyo.

Aficiones/Manías: Leer, investigar en todo lo que tenga que ver con las flores y dibujar. Principalmente esto último: Podría llevarse horas haciéndolo. Su mayor aspiración ha sido siempre vivir de éste arte, pero el hecho de no haber recibido nunca clases le cohíbe mucho a la hora de exponer sus obras en alguna galería.

Creencias religiosas: A veces le gustaría creer en un Dios, y refugiarse en una religión como millones de personas. Sin embargo se ve incapaz de creer en un ente todopoderoso; lo que sí es tangible para ella es la fe de los creyentes, y las buenas obras en el nombre de su creencia, que mueve montañas. Para ella el único Dios que existe, entonces, es el que está detrás de las buenas acciones de las personas que creen en él.

Aspiraciones: Llegar al éxito con sus pinturas; poder ganarse el pan vendiendo cuadros.

por **Girasol** Miér Feb 24, 2010 6:30 pm

Ficha aceptada.
Una historia realmente original y muy interesante a la hora de leerla. Un personaje muy decente y bien detallado. Puedes empezar la prueba final en "El Umbral".

Amy Evans

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Re: Amy Evans